Los helados aún siendo alimentos con un cierto contenido en azúcares no son especialmente cariogénicos, ya que aunque tienen una determinada consistencia, esta no provoca una retención en la boca por un periodo de tiempo excesivo y, además, inducen la salivación, lo cual constituye un factor que ejerce una cierta protección frente a la caries, por su acción de drenado y neutralización de la acidez. La lactosa, además (azúcar de la leche y por lo tanto presente en los helados) es el menos cariogénico de los azúcares, aunque hay que tener en cuenta que actúa integrada en una dieta variada o en un alimento complejo. Todo ello hace que los helados no resulten especialmente cariogénicos.