Siglo XVII
En aquel entonces ya se consumían en España sorbetes (fríos pero no congelados), y garrapiñas. Ambos productos eran enfriados con una mezcla de nieve y sal.
Siglo XIX
Horchaterías y botillerías
En las grandes ciudades: Madrid, Barcelona y Valencia. En estos establecimientos se vendían helados y bebidas heladas.
Cafés
Tal como relata Benito Pérez Galdós en Cánovas, en un café de Madrid se podría disfrutar de una refrescante leche merengada (helado hecho de leche, clara de huevo, canela y azúcar), mientras se escuchaba al pianista o al violinista.
Helados caseros
Muchos españoles que no podían permitirse el lujo de ir al Café, la horchatería o botillería; se fabricaban sus propios s helados con agua helada, extraída de la nieve, mezclada con zumo de fruta y metida en un molde, al que colocaron un palo dentro
Siglo XX
Antes de que existieran las fábricas de helados, los artesans heladeros suministraban sus productos en bares, y especialmente en carros ambulantes.
En los años 30, surgen los primeros establecimientos que fabrican helados de forma industrial.
Después de la Primera Guerra Mundial, en los años 50 surge la modernización y expansión de la industria. Es entonces cuando nacen varios fabricantes de helados.
Desde 1960 a 1969, acompañando el despegue de la economía, el consumo de helados aumentó de pasando de 1 litro a 1,6 litros al final de la década. El helado todavía se consideraba un lujo. Una tercera parte de todos los helados se consumían fuera de casa en granjas, cafeterías o bares en la calle, mientras que el resto se tomaba de postre, principalmente en restaurantes.
A lo largo de los años 60 aumentó el número de hogares que adquirían un frigorífico y en 1965 se creó el Código Alimentario, que reguló las normas higiénicas en la producción. Estos dos hechos estimularon el interés de grupos extranjeros por el mercado español.
En 1978, los españoles ya consumen alrededor de 2 litros de helados al año. En la actualidad, en España se consumen 6’5 litros per cápita, un rango medio respecto el entorno europeo. Y es que a pesar de que el consumo del helado está asociado al clima, el mayor consumo per cápita en Europa se da en los países nórdicos con un consumo anual por habitante de 12 litros.
12 de junio de 2013
El sector confía en el atractivo del cartel de productos actual y en un repunte de las temperaturas para dinamizar así el consumo de helados, desfavorecido por la climatología